De los relojes destruidos”
Raúl Garduño
Ella
no estaba obligada a amarlo,
su
castigo fue cruel;
La
mujer condenada a ser reflejo
partida
en dos,
incapaz
de dejar de verse
incluso
cuando no se mira.
Ser
mirada,
estar
hecha para ser vista,
y
ser carne,
en-carnarse
para ser mirada,
para
ser vista.
Debe
haber
debe
haber otra forma
como
ya lo dijo Chayo
una
que no sea hundirse,
una
que no se llame caer,
una
que no sea meterse al mar
ni
tirarse al río,
una
que no implique
llenarse
de piedras los bolsillos.
Porque
a nuestro paso siempre crecerán flores,
porque
espero que broten menos flores de muerte y
más
de renacimiento;
porque
las flores ya no broten de nuestra sangre,
porque
las flores ya no nazcan de bocas yertas,
porque
las flores ya no sean fruto de historias fatuas,
de
pieles muertas.
Somos
narciso,
y
no importa,
no
importa que lo llamen hibris,
aunque
griten: desmesura,
hoy
el espejo ya rezuma,
es
calor, sudor y amor propio.
Ver
mi reflejo o el tuyo,
hoy
puede ya no ser castigo,
puede
que ya no signifique caer,
tener
que hundirse.
Verme
reflejada,
verte
a ti,
puede
implicar
sólo
efluvios
sobre sábanas blancas.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por comentar y compartir!