Mi abuelo es un astro en llamas.
Mi abuelo es
una nube,
mi abuelo,
es una llamarada.
Mi abuelo
representa un lugar a donde asirme
pero flota,
y se desplaza,
y yo pierdo
tierra;
floto a
ratos con él,
pero la
sensación de libertad
en el aire,
en el vacío,
me asusta.
Mi abuelo se
ha vuelto nómada
precisamente
ahora,
que en
realidad es aún más sedentario.
Mi abuelo
dice que él y yo somos computadoras
dice que hay
ruidos que a él le hacen ruido,
voces,
fantasmas,
locos, monos.
Mi abuelo
sabe que soy una computadora,
sabe que soy
un motor
e incluso
escucha los ruidos de mi ventilador cuando tengo hambre.
Mi abuelo no
está loco.
Mi abuelo no
dice mentiras.
Mi abuelo me
dijo que sabe que yo quemo cosas
que lo ayude
a quemar
que lo ayude
con eso
que a veces
hay que quemar,
papelesrecuerdoscosas.
A veces hay
que quemar,
limpiar.
Mi abuelo a
veces arde como una llamarada,
está aquí,
pero a veces
ya no está,
quema, pero
su frente permanece fresca.
Muchos años
busqué a mi padre,
muchos años
los desperdicié buscándole,
ciega.
Muchos años
pensé
que las
migajas que quedaban en el mantel,
los domingos
por la mañana,
eran mi
ración, mi parte.
Si recibes
migajas, las mereces.
Tragué
migajas,
las escogí,
pensando que
mi padre estaba en las migajas,
en esa
eucaristía de sobras
de
ausencias, de faltas;
ciega lo
buscaba pero él ya estaba aquí.
Porque mi
padre en realidad se encarnó en un árbol,
mi padre era
un cedro rojo
mi abuelo es
mi padre porque es un árbol ocote-cedro-pino,
Mi padre es
la energía del fuego, roja,
es la madera roja y los dedos que la tallan,
es el centro
del árbol, dorado y roja.
es la sangre
que corre por mi corazón de agua, flama, vino.
Mi abuelo me
alimentó, me guió, me procuró, me afianzó,
me dio,
me dio todo,
como el mar,
como las
olas:
la espuma, la arenilla, las rocas, los troncos,
darlo todo
hasta romperse, hasta quebrarse,
mi abuelo
entonces no sintió miedo.
Mi abuelo
dio, me dio
energía de
sol, polo masculino,
carga
negativa positiva, en mí.
Mi abuelo no
es un cangrejo sobre la playa,
mi abuelo no
es el cáncer que le carcome los huesos,
mi abuelo no
es su dolor, ahora.
Mi abuelo
tuvo el peso del mundo
tuvo flores
y dientes y monos y viejos
rondándole
cerca de la cara.
Mi abuelo
está, se queda, permanece.
Es rizoma en
mí,
en la casa,
en las paredes, en ella, en él,
en nosotros,
todos.
Mi abuelo se
queda para siempre,
porque se
va.
Mi abuelo es
mi padre y no me abandona.
Mi abuelo se
queda a la tormenta
porque es
valiente,
se queda
porque su amor es su regalo más grande,
y es lo
único que espera mi corazón esta noche.