Azul verano
El verano se acercaba trepidante como un hombre oscuro, como un lomo desnudo. Actuaba con violencia innecesaria, se deslizaba por debajo de nuestra ropa y dejaba la carne oscurecida, amoratada, incluso nos dejaba un dolor de pies, de venas hinchadas. Entonces todas eran noches estivales, la sangre se encendía en los tejados y se extendía el rumor azul del vino. Los niños lloraban, gritaban, las voces se alargaban hasta el amanecer, mientras el verano seguía penetrándonos, obligándonos a lucir la humedad de nuestra ropa.
Era un estallido de luz, de azul de playa, una visión nocturna, una ola de carne que se asomaba, transparentaba o aparecía incluso en el clamor de los pechos respingados y desnudos. Nos agotaba. Hasta que su ardor de amante se alejó, dejando tan solo un eco de hojas, un camino de hojas, un ruido de hojas. El color amarillo, deslavado, corrompido de las hojas y un soplo de viento en el corazón.
orquidea psicopata
Pintura: Azul, Harold López Muñoz.