Decidí encerrarme en mi habitación.
Necesitaba llorar todo lo que tenia dentro.
Lloré hasta
hincharme, hasta que mis párpados se desprendieron de mis ojos. Mis poros
reventaron, brotaron lágrimas de cada centímetro de piel. La costra que se me
había formado, se reblandeció, estallo hasta desprenderse en tiras. Mi sangre
se licuó entre el abundante fluído hasta que perdí el equilibrio, la
conciencia.
Al día siguiente cuando pensé que el peso que
ahogaba mi corazón seria menos grande, pensé que podría sonreír y volver a
sentirme satisfecha. Me di cuenta de que no había aprendido nada. Descubrí como
una mujer había ocasionado el diluvio llorando 40 días y 40 noches. Me sentía
triste, y no sabia si 40 días serian suficientes. Como fuese, el día llegaría.
Era joven, aun tenia para llorar todo una vida. Con el tiempo uno no puede
darse los mismos lujos.

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