Pienso en la niña, pájaro ciego, tomando pastillas al
despertar; primero una pastilla rosa para los dolores menstruales, para espasmos
provocados por este fluir viscoso, negro,
de esa menstruación eterna, veintinueve días por mes. Luego una pastilla
pequeña o una capsula color azul, un antialérgico o mejor dicho, un
antihistamínico. Pienso en la niña y en lo que sabe sobre los inhibidores de la
histamina, esos medicamentos que ha tomado toda su puta vida, sabe que es mejor
tomarse loratadina, ya que no provoca somnolencia, como la clorfenamina, un antihistamínico
de primera generación. A veces sigue un antigripal, un antiácido, siempre un antiespasmódico, y un analgésico
para el dolor de dientes, preferentemente un naproxeno, cafiaspirinas, cápsulas
de vitamina c, b, d y e, por último un antiemético, para controlar el vómito y
las nauseas, síntoma más incómodo de la colitis y también del asco que
últimamente siente por la vida.
Pienso en la niña
empastillada, que alguna vez tuvo quince años, robando diazepam del cajón de
los abuelos, vomitando en el patio del colegio, vomitando en el carro de su
madre. La niña hace una mueca mientras recuerda que su madre nunca se dio
cuenta de que iba a la preparatoria puesta hasta el culo de diazepam.
Pienso en la niña vegetariana, desayunando un coctel
de frutas con jugo de naranja y café orgánico. Pienso en la niña desayunando un
coctel de fármacos, químicos inyectados directo al hígado, la niña colocándose
capas de rímel, capas de pintura de uñas, color rojo imperial, rojo dinastía,
color azul verano, azul plumbago o verde musgo, sólo un poco de nitrocelulosa
acompañada por acetatos y formaldehido. Capas de mascarillas plásticas para
controlar el exceso de grasa, un poco de vinil, parabenos y titanio. Capas de
crema para evitar arrugas: benzoato, parabenos y demeticona, eso sí, con extracto
de semilla de uva al 0.05%. Pienso en la niña bajo capas y capas de
pintalabios, capas y capas, capas y capas.
Pienso en la niña comiéndose un helado, mordiéndose la
boca hasta sangrar, pienso en la niña comiéndose
una rebanada de pastel de chocolate, escondiéndose en el closet, realizando
cortes confusos sobre su piel, mi niña
orgásmica cocinando un poco de soja plástica para cenar, mi niña orgiástica, mi
niña hambrienta, desayunando metales pesados al despertar, pienso en la niña,
pájaro ciego, pienso en la niña.
orquidea psicopata

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