Ofelia tuvo alas, podía volar, pero nunca vio el sol, sólo espacios sellados, clausurados. Una y otra vez se estrelló contra las paredes, lo atribuía a su torpeza, a su falta de cálculo, tardó en darse cuenta de que era el entorno el que cambiaba, se reducía cada vez más, hasta que le resultó imposible abrir las alas. Así aprendió a caminar, mientras marchaba a tientas con la cabeza baja, dando saltos en la oscuridad. Luego los túneles se volvieron cada vez más bajos, le imposibilitaron mantener una postura erguida entonces comenzó a arrastrarse, a deslizarse despacio, reptando. No hay elección, es imposible detenerse, la horda que se arrastra tras de sí la destrozaría. Es preciso avanzar, ejercer su aprendizaje.
orquidea psicopata
Pintura: Hernán Miranda.

al final, la sabíduria es más que un buen par de alas.
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