Vomité 400 mil veces tu nombre,
una noche parí tu cabeza,
había lodo.
Tu cabeza cayó al lodo,
sobre el charco,
sobre el colchón de la casa inundada.
Tu cabeza rodó al fango y al lodo,
tu cabeza parida por mí.
El Ganesh de mi pierna se encendió en llamas,
y corrió,
el incendio persiguiéndonos, detrás.
Tu cabeza rodó
pero no era una cabeza de elefante,
fuiste una cabeza envuelta en lama,
una cabeza que brilló sobre el asfalto,
como una cáscara de molusco
como una concha deshabitada,
tu cabeza rodó sobre la alfombra.

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