lunes, 8 de julio de 2019

Nos faltaron cajas de vino…



Mi cuerpo le agradece a tu cuerpo habernos encontrado en la multiplicidad.

Mi cuerpo mar, mi cuerpo isla, mi cuerpo sangre, mi cuerpo herida, mi cuerpo escala, mi cuerpo fluido, mi cuerpo carne, mi carne espíritu, mi cuerpo distancia, mi cuerpo estatua, mi cuerpo erizo, mi cuerpo, territorio mío.


Que dulce, que lánguido, distenderme sobre mis sabanas frías. Que dulce cuando despierto y no entra en mí el recuerdo de un cuerpo que se preguntaba qué hacía ahí, tendido sobre tus sabanas frías, que hacía yo ahí, envuelta en mi mortaja cálida. Recuerdos de mi cuerpo enmarañado en el desorden del otro cuerpo, protuberancias, pústulas, enrojecimientos de latas vacías, dedos quemados, ácidos, polvo blanco y negro, esparcido, molido, desparramado como pimienta, polvo rojo y polvo blanco, zurciendo desde dentro nuestra mirada de ahogado,  recuerdos de ¿incomodidad?, mi cuerpo ahí era uno, abandonado, acaso perdido.
Pero guardo imágenes superpuestas.
Mi cuerpo también es ese otro, el que se acurruca en el lugar más cálido, que se hace ovillo, que tiene tu tacto por toda la piel, es aquel que contaba tus cicatrices, que olía tu temperatura, mientras se perdía en tus relatos, el de esa caída en la moto, aquel sobre el pingüino de peluche, mi cuerpo era entonces otro, cuerpo que se hacía carne frente a ti.  Yo, que no sé cómo se ha construido tu cuerpo ¿Qué mecanismos de poder son los que lo sostienen, y qué sombras?
Recuerdo un cuerpo que fue rociado por una copa de vino, recuerdo un cuerpo embalsamado, recuerdo un cuerpo deseado, recuerdo un cuerpo escupido, recuerdo un cuerpo herido.

Mi cuerpo pan, mi cuerpo miga, mi cuerpo molido, mi cuerpo espiga, mi cuerpo geranio, mi cuerpo semilla. Mi cuerpo utópico, distópico, heretópico, disgregado, amorfo, hibrido, este cuerpo mío. 

Nos faltaron cajas de vino, nos faltaron agujas subdérmicas para cosernos la piel, desperdigada y rota. Nos sobró deseo, nos sobró malicia. Me sobró llanto, me sobró descaro pero ni eso logró desentumecernos, nos faltaron cajas de vino para regar e irrigar nuestras historias de un aliento de luz más ácido, pero tal vez menos amargo, solo eso, y aquí yace, ¡que dulce, que largo distenderme sobre mis sábanas frías!


Fotografías encontradas en: http://spanish.china.org.cn/culture/txt/2013-10/29/content_30434181_7.htm 
artículo:
 Fotografía artística formada por cuerpos humanos

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