“Con uno sólo de mis dedos
rompo
el muro de la noche”*
rasgo el canto del mundo.
Mi boca no basta para sanar.
lianas venenosas que se
esconden en mi boca
me impiden emitir cualquier
orden o súplica.
Nada hay que rompa el
círculo,
que frene la procesión solar.
¿Con qué voz debo pedir
perdón a esa luz trágica
a esa pálida luz que se
ha eclipsado de tus ojos,
a ese resplandor nuclear
que se oculta en nuestros
huesos;
se vuelve piedra, nos vuelve
cal?
¿Dónde encuentro esa voz de
puta,
esa voz de mártir para vaciar
el odio,
para partir la sangre en dos?
Cazo palabras,
persigo ese mar efímero,
corro detrás de ellas para
ahuyentar la nada,
para no ver la corrupción
de la memoria.
Pero sé que ningún
llanto,
ningún desgarro,
ningún grito coloreado de
sombra,
basta para matar la soledad,
para hallar en la penumbra
el vestigio de lo humano.
*Raúl Garduño.
orquidea psicopata

Tal vez no encuentres la voz, pero tienes la fuerza, mágica, trágica y desgarradora de la palabra.
ResponderEliminarBeso.
Gracias por el comentario, beso!
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